lunes, 17 de agosto de 2020

UNA PERSONA COMO TODOS por Camila Salinas 7A

El 17 de agosto de 1850 murió un americano cuyo único afán era luchar por la libertad y la independencia de los pueblos. Si escuchamos hablar de José de San Martín, escucharemos referirse a él como un prócer, el Padre de la Patria, el gran Libertador.

Pero si nos detenemos a pensar quién era realmente San Martín, podemos ver que era una persona corpulenta, vigorosa, con una mirada penetrante, muy perceptivo. Él sabía lo que las personas pensaban, tan solo con mirarlos a los ojos.

Fue una persona muy exigente en todo lo que tenía que ver con su trabajo, consideraba que valía la pena cualquier sacrificio a cambio de la libertad.

Un gran estratega. Muy inteligente a la hora de idear los enfrentamientos y conseguir la victoria. A pesar de que buscó colaboración de los gobernadores y solo recogió indiferencia y promesas incumplidas fue capaz de fijar sus metas a largo plazo. Con esta virtud y en función de las mismas, pudo planear las operaciones, poniendo en juego todos los conocimientos y experiencias militares adquiridas en Europa, al servicio de la naciente Revolución Americana.

Si bien fue un gran militar, siempre consideró la educación por encima de todas las cosas, una frase importante de San Martín fue “Es mucho más útil la mano que empuña una pluma, que la que empuña un sable.”

Yo me pregunto: ¿Por qué San Martín consideraba a la educación más importante que la guerra cuando él mismo se preparaba para vivir o morir en una batalla? Quizás deberíamos considerar que las batallas fueron inevitables e impostergables para la independencia y la libertad, pero que a través de la educación podremos conservarla. Fue así que incentivó la creación de establecimientos educativos públicos, gratuitos y laicos, además marcó ideales que todavía se mantienen vigentes.

San Martín siempre se preocupó por todos, más que por su propio bienestar. Se caracterizaba por su buen humor, y sus buenos modales, era muy educado, jamás decía algo fuera de lugar. Era una persona que hablaba poco de él mismo, muy reservado en el sentido de no contar sus problemas o sus cosas más privadas. Tal vez, pienso que le gustaba jugar con el misterio, ya que era muy callado e introspectivo. Estoy segura de que él analizaba muy bien sus propios pensamientos y sentimientos. Será por eso que no se permitía cometer errores y pensaba muy bien qué decir o hacer y en qué momento actuar.

La figura militar de su padre y los valores de su madre lo convirtieron en una persona previsora, disciplinada y apasionado por la libertad.

San Martín era una persona de carácter fuerte y no se dejaba convencer fácilmente. Defendía sus derechos como pocos y pensaba que había que tratar a todos por igual, blancos, indios, negros, ricos o pobres. Su frase: “todos somos iguales ante el Supremo y ante la muerte”, nos deja ver cuán importante era para él la igualdad entre las personas.

Personalmente considero que el respeto a los derechos de cada uno y la igualdad son fundamentales para progresar como sociedad. Actualmente seguimos luchando por la igualdad y el respeto a los derechos, algo que después de tantos años quizás debamos seguir aprendiendo si queremos ser mejores.

El General tuvo una total coherencia entre su vida pública y privada. Así, su vida estuvo definida por el patriotismo, la humildad, la responsabilidad y la capacidad en el desempeño de sus funciones. Le gustaba jugar al ajedrez ya que lo consideraba un ejercicio de concentración.

Es considerado un gran padre, y eso me sorprende mucho. Esa consideración surge al haberle legado humildad y amor a su hija, entre otras enseñanzas. Siempre se preocupó por inculcarle respeto y valores supremos.  

En otras naciones, fue proclamado por multitudes. Llegó a la cima del poder y abdicó para dejar a la voluntad de los pueblos la elección de sus gobiernos.

Siempre se habla de San Martín como una especie de héroe o como un ídolo, pero como mencioné en el título de este relato, San Martín fue una persona como todos, porque también se angustió, dudó, tuvo contradicciones a lo largo de su vida. Seguramente sufrió con la muerte de su esposa. Todo esto lo hace más humano todavía, lo acerca a nosotros, y por eso tenemos la obligación de pensar que todos podemos ser como San Martín: ser una gran persona. Él es un espejo donde todos debemos reflejarnos, para encontrar el camino de su ética. Aunque muchos de esos valores quedaron olvidados, cada 17 de agosto nos invita a reflexionar qué queremos como sociedad y qué valores no podemos olvidar.

“Preciso es que nos llamemos independientes para que nos conozcan y respeten.”

Camila Salinas 7A

Escuela N°11 DE 6 “José Federico Moreno”

Prof. Walter Croce

Agosto 2020 

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Esta composición sobre la personalidad del Gral. San Martín fue seleccionada para representarnos a nivel Distrital: https://padlet.com/Sup6_dep/sanmartinde6

Felicitaciones Camila!

1 comentario:

  1. Felicitaciones a Camila, a todos los chicos y chicas de 7mo que escribieron sus composiciones y aprendieron un montón de cosas en el proceso. Nos dan a todos una gran alegría.
    Mariano, Vicedirector

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