El 17 de
agosto de 1850 murió un americano cuyo único afán era luchar por la libertad y
la independencia de los pueblos. Si escuchamos hablar de José de San Martín,
escucharemos referirse a él como un prócer, el Padre de la Patria, el gran Libertador.
Pero si nos
detenemos a pensar quién era realmente San Martín, podemos ver que era una
persona corpulenta, vigorosa, con una mirada penetrante, muy perceptivo. Él
sabía lo que las personas pensaban, tan solo con mirarlos a los ojos.
Fue una
persona muy exigente en todo lo que tenía que ver con su trabajo, consideraba
que valía la pena cualquier sacrificio a cambio de la libertad.
Un gran
estratega. Muy inteligente a la hora de idear los enfrentamientos y conseguir
la victoria. A pesar de que buscó colaboración de los gobernadores y solo
recogió indiferencia y promesas incumplidas fue capaz de fijar sus metas a
largo plazo. Con esta virtud y en función de las mismas, pudo planear las
operaciones, poniendo en juego todos los conocimientos y experiencias militares
adquiridas en Europa, al servicio de la naciente Revolución Americana.
Si bien fue un
gran militar, siempre consideró la educación por encima de todas las cosas, una
frase importante de San Martín fue “Es
mucho más útil la mano que empuña una pluma, que la que empuña un sable.”
Yo
me pregunto: ¿Por qué San Martín consideraba a la educación más importante que
la guerra cuando él mismo se preparaba para vivir o morir en una batalla? Quizás
deberíamos considerar que las batallas fueron inevitables e impostergables para
la independencia y la libertad, pero que a través de la educación podremos
conservarla. Fue así que incentivó la creación de establecimientos educativos
públicos, gratuitos y laicos, además marcó ideales que todavía se mantienen
vigentes.
San Martín siempre
se preocupó por todos, más que por su propio bienestar. Se caracterizaba por su
buen humor, y sus buenos modales, era muy educado, jamás decía algo fuera de
lugar. Era una persona que hablaba poco de él mismo, muy reservado en el sentido
de no contar sus problemas o sus cosas más privadas. Tal vez, pienso que le
gustaba jugar con el misterio, ya que era muy callado e introspectivo. Estoy
segura de que él analizaba muy bien sus propios pensamientos y sentimientos.
Será por eso que no se permitía cometer errores y pensaba muy bien qué decir o
hacer y en qué momento actuar.
La figura
militar de su padre y los valores de su madre lo convirtieron en una persona
previsora, disciplinada y apasionado por la libertad.
San Martín era
una persona de carácter fuerte y no se dejaba convencer fácilmente. Defendía
sus derechos como pocos y pensaba que había que tratar a todos por igual, blancos,
indios, negros, ricos o pobres. Su frase: “todos
somos iguales ante el Supremo y ante la muerte”, nos deja ver cuán
importante era para él la igualdad entre las personas.
Personalmente
considero que el respeto a los derechos de cada uno y la igualdad son
fundamentales para progresar como sociedad. Actualmente seguimos luchando por
la igualdad y el respeto a los derechos, algo que después de tantos años quizás
debamos seguir aprendiendo si queremos ser mejores.
El
General tuvo una total coherencia entre su vida pública y privada. Así, su vida
estuvo definida por el patriotismo, la humildad, la responsabilidad y la capacidad
en el desempeño de sus funciones. Le gustaba jugar al ajedrez ya que lo
consideraba un ejercicio de concentración.
Es considerado
un gran padre, y eso me sorprende mucho. Esa consideración surge al haberle legado
humildad y amor a su hija, entre otras enseñanzas. Siempre se preocupó por
inculcarle respeto y valores supremos.
En otras
naciones, fue proclamado por multitudes. Llegó a la cima del poder y abdicó
para dejar a la voluntad de los pueblos la elección de sus gobiernos.
Siempre se
habla de San Martín como una especie de héroe o como un ídolo, pero como
mencioné en el título de este relato, San Martín fue una persona como todos, porque
también se angustió, dudó, tuvo contradicciones a lo largo de su vida. Seguramente
sufrió con la muerte de su esposa. Todo esto lo hace más humano todavía, lo
acerca a nosotros, y por eso tenemos la obligación de pensar que todos podemos
ser como San Martín: ser una gran persona. Él es un espejo donde todos debemos
reflejarnos, para encontrar el camino de su ética. Aunque muchos de esos
valores quedaron olvidados, cada 17 de agosto nos invita a reflexionar qué
queremos como sociedad y qué valores no podemos olvidar.
“Preciso es que nos llamemos independientes para que nos conozcan y respeten.”
Camila Salinas
7A
Escuela N°11
DE 6 “José Federico Moreno”
Prof. Walter Croce
Agosto 2020
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Esta composición sobre la personalidad del Gral. San Martín fue seleccionada para representarnos a nivel Distrital: https://padlet.com/Sup6_dep/sanmartinde6
Felicitaciones Camila!
Felicitaciones a Camila, a todos los chicos y chicas de 7mo que escribieron sus composiciones y aprendieron un montón de cosas en el proceso. Nos dan a todos una gran alegría.
ResponderBorrarMariano, Vicedirector